La celeste del 85 fue exitosa en su objetivo aunque -se
comprobaría en el Mundial de México- su funcionamiento dejaba entrever algunas
carencias que ante rivales de peso podían ser letales. La presión era
importante, ya que si bien Uruguay tenía un título fresco en la mochila (CopaAmérica de 1983), había estado ausente en las dos últimas citas mundialistas
siendo eliminado en las series clasificatorias ante rivales presumiblemente
menores en calidad. El 29 de enero la celeste recibió en el Estadio Centenario
a Alemania Oriental, goleando por 3-0 con goles de Aguilera, Da Silva y
Francéscoli. Un par de victorias como visitante ante Bolivia y Paraguay
consolidaron al equipo y aportaron confianza para las cercanas Eliminatorias.
Algunos partidos disputados en febrero en el Centenario se
saldaron con victorias: 1-0 a Paraguay, 2-1 a Finlandia y 3-0 a Colombia,
además del empate 2-2 contra Perú. Pero el día que había que ganar era el 10 de
marzo, cuando los dirigidos por Borrás debutaban ante Ecuador en el camino
hacia México. Los celestes vencieron por 2-1 con goles del Pato Aguilera y
Venancio Ramos, en un partido cerrado y trabajoso. Un par de semanas después,
Uruguay caería derrotado ante Chile en Santiago por 2-0, complicando su
clasificación, siendo que la roja había empatado en Quito y goleado en Santiago
a los ecuatorianos. La derrota, además de dolorosa por la lluvia de proyectiles
con que se retiró la celeste del Nacional de Santiago (incluso una piedra
impactó al árbitro), era casi definitoria: Uruguay debía ir a Quito a ganar y
no fallar como local ante Chile.
El partido en el Atahualpa de Quito fue como siempre durísimo. Los
ecuatorianos llegaban de manera más clara al arco, y a Uruguay le costaba
generar fútbol a pesar de los talentos individuales que disponía: Ramos,
Saralegui, Francéscoli, Diogo, polilla Da Silva, entre otros. Cuando promediaba
la segunda mitad y el gol no aparecía, un outball
ejecutado con violencia por Víctor Diogo, fue peinado en el área por Saralegui
para la apertura, y algunos minutos después una excelente jugada individual de
Francescoli liquidó el pleito.
El choque ante los chilenos resultó muy particular por lo duro del
partido, pero especialmente por lo que hizo Venancio Ramos en el segundo tiempo.
El clima hostil que circundaba el Centenario era una extensión de lo que había
pasado en Chile: el ómnibus de los chilenos fue apedreado y al delantero
Caszely lo impactaron con un hubo en el aeropuerto. Dentro de la cancha,
Uruguay se adelantó en el marcador con un furibundo remate de tiro libre de
Batista, pero antes del descanso Aravena empató de penal. La tensión en el Centenario
era palpable, y el gol de Venancio Ramos de penal alivió a los celestes que se
ponían en ventaja por 2-1. Cuando Chile se venía encima buscando el empate y la
clasificación al Mundial, un tiro libre desde una posición ventajosa se fue desviado
tras el remate del especialista en la materia, Jorge Aravena, aunque según
cuenta la leyenda, el chileno fue “molestado” por un limón que le arrojó
Venancio Ramos en el momento del disparo. Uruguay volvía al Mundial luego de 12
años.
La celeste disputó varios amistosos más en preparación al Mundial
en aquél 1985, con derrotas en Perú (2-1), Colombia (2-1), Brasil (2-0), Chile
(1-0). También disputó la Copa Artemio Franchi, cayendo derrotado por 2-0 enParís ante Francia. Los únicos partidos con victoria fueron por la Copa Kirin
ante Japón en Tokio, por 4-1, y ante Malasia en Osaka, por 6-0. La final de esa
copa la iba ganar Santos, ante la selección uruguaya por 4-2.