Las
aventuras rusas prosiguieron en el Mundial de Inglaterra, luego de
haber sido subcampeones en la Eurocopa del 64, donde perdieron la final
con España y no pudieron retener el título. Para el Mundial del 66, los
soviéticos ya contaban con un vasto y lo que es mejor, reciente
currículum. Fue así que Rusia aprovechó la debilidad de sus rivales en
el grupo 4 del torneo, goleando a Corea del Norte en Middlesbrough por 3-0, venciendo a Italia por 1-0 en Sunderland, y haciendo lo propio con Chile por 2-1 también
en Sunderland, tomándose revancha de la eliminación del mundial
anterior. Los históricos Lev Yahin y Chislenko aportaron su experiencia a
los nuevos valores, jugadores de buen pie como Malofeyev y Porkuyan.
El
equipo rojo era local en Sunderland, y mantenía la sede por haber
ganado el primer lugar del grupo para recibir a Hungría, un histórico de
los años 50 que buscaba revivir la llama. Sin embargo, los rusos
demostraron ser más equipo que los húngaros en la primera parte en que
le sacaron 2 goles de ventaja (Chislenko y Purkuyan), que fueron
indescaontables para Hungría, que no obstante descontó dándole emoción
al cruce. Sin embargo el camino de los rusos iba a llegar hasta
semifinales, instancia en la que se cruzaron con el bravo equipo alemán
en Liverpool.
Los teutones se adelantaron en la primera mitad por Haller y estiraron
la ventaja con Beckenbauer en el segundo tiempo, y el descuento de
Porkujan iba a llegar demasiado tarde. Para peor, los rusos perderían en
la hora el tercer puesto contra el poderoso Portugal de Eusebio.
El
siguiente mundial, disputado en México, fue el cuarto consecutivo para
los rusos, que no volverían a tener una racha tan positiva. Por si fuera
poco en la Euroopa 68 los rojos fueron eliminados por sorteo, lo que
alimentaba la idea de que eran un candidato muy fuerte, que pocos
rivales habían vencido en la última década. La URSS inauguró el mundial
ante los locales en el Estadio Azteca, empatando a cero ante 107.000
espectadores. Dos victorias contundentes ante Bélgica por 4-1 y El Salvador por 2-0 le dieron a los soviéticos nuevamente el primer lugar en su grupo.
El
pasaje a cuartos de final marcó el crcue con Uruguay, rival siempre
peligroso. Ese día fue el fin de la época dorada soviética, los celestes
hicieron un partido inteligente y bloquearon a los rojos que no
pudieron crear jugadas claras en ataque. El cero se sostuvo hasta el
minuto 117 de juego, cuando Víctor Espárrago, en polémica jugada, aprovechó un quede defensivo para marcar la diferencia con golpe de cabeza.