Desde
que los equipos uruguayos no ganan la Libertadores, el fútbol local se
ha ido degenerando de tal manera, que juegan en primera división clubes
como Torque, Boston River y Parque del Plata. Otra de las consecuencias
de la sequía internacional es la ridícula disputa entre los equipos
grandes, que solo necesitan su antítesis para sobrevivir, mientras que
los demás, terminan presididos por Freddy Varela. Esta disputa, incluye
las chicanas en torneos amistosos de verano con nombres de empresa, como
si fueran oficiales. Y la cuestión se ha institucionalizado, al punto
de despedirse técnicos por "un mal resultado en la Copa Suat". Nacional,
que mañana es local ante Fénix, en caso de ganar, pasará de
estar en un desastre atómico a plantar bandera en el campeonato y estar
cerca de estar en la fase de grupos Libertadores. Aire futbolístico y
económico, luego de perder un par de clásicos de verano ante un equipo
con la moral muy alta. Los hinchas de Peñarol hasta se rieron de su
presidente, lo que quizás sea más razonable que enorgullecerse por un
clásico amistoso. Al menos ahora está la Supercopa.