En el día de ayer se viralizó un video en donde el VAR fue protagonista de un partido de fútbol.
Esta noticia no le puede parecer resonante a cualquier borracho que va a la cantina del barrio a ver el partido como si fuese la misa, pero es que al leer VAR, con la V de video, se te pianta un lagrimón.
Entre la tristeza y el enojo escribo estas líneas, porque que 22 jugadores tengan que volver del vestuario una vez finalizado un primer tiempo para patear un penal, me produce la misma sensación de injusticia que si ese penal no se hubiera cobrado.
La injusticia que se cometió es contra el fútbol, que los nerds y los informáticos estén tomando protagonismo en el deporte, un mundo que les es prohibido por incapacidad, es inadmisible. No se extrañen que a este paso terminemos viendo partidos de Playstation los fines de semana por televisión.
Por suerte esta herejía pasó en Alemania, una tierra donde la indisciplina no aparece en el diccienarien, y en un partido entre Mainz y Friburgo, dos clubes con menos pueblo que Mirtha Legrand.
Si esta payasada hubiese pasado en cualquiera de las confederaciones latinoamericanas el monitor del VAR habría corrido la misma suerte que los de Carlos Gutierrez en pleno festejo de Peñarol por 18 de Julio.
La injusticia es parte del fútbol tal cual lo conocemos, sin ella grandes cosas nunca hubiesen pasado. Tal vez Argentina no hubiese sido campeona sin la mano de Dios, Francia no habría clasificado al mundial en 2010, Inglaterra no hubiese sido nunca campeón del mundo, México no habría ganado la copa de oro 2015, el Madrid no podría ser un club gigantesco odiado por un penal a favor en la hora, Panamá no estaría en el próximo mundial, no existiría la frase "penal para Nacional" y el fútbol no sería fútbol sino otro deporte.
Sin temor a la censura de mis superiores quisiera decirle a todas las marionetas de traje y corbata que se sientan atrás de una pantalla a realizar tareas de alcahuetería que se vayan a la madre que los parió, elfubolNOesasi.