Champions: ¿Why allways him?

Pase lo que pase está Cristiano. Pase lo que pase es él de la foto, el del tiro del final. En la jornada de Champions del miércoles, a pesar de lo imposible que parecía, Juventus se encontró con un gol al minuto de juego y se le infló el pecho. Y un italiano con el pecho inflado es complicado, no hay imposibles. El partido siempre dio la impresión de que era propiedad de la Juve, y de que lo podía empatar. El 0-3 de Turín desapareció de la memoria y los buenos rendimientos en el supercampeón italiano se hicieron realidad, contra un equipo madridista frío, distraído, por momentos agobiado. A los 37 minutos Mandzukic ganaba por segunda vez en el partido en el área local y terminaba de confirmar los miedos de un estadio impávido, con el inconsciente colectivo en alerta y la experiencia del Barcelona en la punta de la lengua. Los italianos siguieron construyendo la remontada en la segunda parte y apenas a los 15 minutos, el francés Matuidi completaba el empate en la serie y la confirmación de la hazaña. Con lo que le quedaba a esa altura de las circunstancias, el Madrid comenzó a ir cada vez más, y cuando los italianos se conformaban con el alargue, apareció él, en la última. Con un salto resplandeciente, se la bajó a Lucas Vázquez que quiso -inexplicablemente- parar el balón y sintió un contacto, una sensación en su parte trasera y se desplomó. ¿Fue penal? Sí. Buffón no lo soportó y se hizo echar, casi que llevándose al juez para la casa, en una reacción tan equivocada como entendible. La imagen de Zidane en la final contra Italia fue ineludible en ese momento, con esos dos gigantes terminando su carrera en las grandes competencias con un exceso. El golerito que entró, bastante grandote, tuvo que intentar detener un penal perfecto de Cristiano que siempre es él y que no erra, y que es siempre protagonista, pase lo que pase.

REUTERS/Paul Hanna

12/04/18