La historia de Inter en la segunda mitad del siglo XX comenzó de la mejor manera, con los títulos de la Copa de Europa conseguidos en 1964 y 1965, pero el club fue entrando en un largo período en el que los campeonatos internacionales le eran esquivos, y la creciente competitividad en el fútbol local, pionero en el mundo en los años 80 y 90, lo fue postergando también en el plano nacional. Tan es así que los neroazurri consiguieron tan solo tres scudettos en un lapso de casi 40 años, apenas un par de Copa Italia, una Supercopa italiana y tres copas UEFA, siendo esto último lo más destacable del pasado reciente. Pero llegó la temporada del escándalo en Italia, recordada por el descenso de Juventus (que en la cancha había sido campeón) debido al famoso Calciopoli, y el título ansiado le llegó de la forma más extraña y sorpresiva, sin poder festejarlo. Sin embargo, ese fue el comienzo de una tremenda racha vicrtoriosa que se extendería hasta 2010, año que resultó ser el más glorioso en la historia de Inter y que Equipos Históricos rememora.
La actividad local le presentaba un desafío importante al equipo de Mourinho, que venía de ganar los últimos cuatro scudettos y buscaría revalidarlo nuevamente para ganar un quinquenio, y por otro lado estaba la Copa Italia, que el venía siendo esquiva en estos años de supremacía en Serie A. Plantel tenía: Toldo, Julio César, Iván Córdoba, Zanetti, Lucio, Maicon, Materazzi, Samuel, Motta, Quaresma, Sneijder, Cambiasso, Milito, Eto'o, Pandev y Balotelli. No tenías plantel Mou. El empate en la primera jornada en San Siro ante Bari fue olvidado rápidamente por la goleada en el clásico de la madonnina 4-0, que afianzó al tetra campeón. Tan solo un par de derrotas en la primera rueda, ante Sampdoria y Juventus (ambas de visitante) marcaron una campaña de dominio absoluto, con grandes victorias ante Genoa (0-5), Lazio (1-0), Fiorentina (1-0), Siena (4-3) y Milan (2-0).
El invierno fue espectacular para la beneamata que se mantuvo por 13 partidos invicto en Serie A, y se dio el gusto de eliminar a Juventus por los cuartos de final de Copa por 2-1, con gol de Balotelli en el minuto 89. Recién Catania en la fecha 28 del Calcio iba a poder derrotar a Inter, que con medio quinquenio en el bolsillo, pensaba en la Champions. Pero la confianza y la triple actividad no iban a ser tan sencillas para este equipo, y la derrota contra Roma en el Olímpico en la fecha 31 acercaba mucho a los capitalinos. Los de Mourinho volvieron a perder puntos ante Fiorentina en la fecha 33 y el título que parecía asegurado, comenzó a complicarse. Tan sólo tres días después del empate en Florencia, Inter volvió a jugar ante el mismo rival en el Artemio Franchi por la vuelta de la semfinal de Copa, a la que llegó con la ventaja del resultado de ida en San Siro: 1-0. En un partido complicadísimo, los milaneses volvieron a imponerse por 0-1, esta vez con gol de Eto'o en la segunda parte, logrando el pase a la final ante Roma.
A pesar del bajón en Liga, en las últimas cinco jornadas quedó claro quién era el súper-campeón italiano. Victorias como local ante Juventus (2-0), Atalanta (3-1) y Chievo (4-3) se completaron con el 0-2 en Roma ante Lazio y en la última jornada el 0-1 en Siena con gol de Milito, terminó un scudetto tan deseado como difícil. La Roma, de gran temporada, le discutió el título hasta la última fecha y también se le plantó en la final de Copa, en la que Inter iba a volver a resolver un partido en base a su solidez defensiva y rigor táctico, y con un gol de Diego Milito a los 39 minutos. Esa final disputada en el Olímpico de Roma se disputaría el 5 de mayo, unos días antes de la finalización de la Serie A.
Pero a pesar de la alegría por los dos títulos locales, Inter buscaba el premio mayor, luego de 45 años de espera. Y llegaría. La campaña de Champions comenzó con un equipo italiano al borde de la cornisa. El empate inicial ante Barcelona en San Siro, se encadenaría con otros dos, ante Rubin Kazán en Rusia (1-1) y ante Dynamo Kiev en Milan (2-2). Inter tenía que ganar en Ucrania para aspirar a ser segundo en el grupo y el apoteótico 1-2 logrado con goles de Milito a los 86 y Sneijder a los 89, serviría de resorte para el resto del campeonato. La derrota en Barcelona por 2-0 tendría su revancha, y la victoria contra los rusos en el cierre del grupo con goles de Eto'o y Balotelli sellarían el pasaje a la final.
Cerca de 80.000 almas fueron testigos de la victoria 2-1 ante Chelsea en San Siro, y dos semanas después la victoria sería por 0-1 en Stamford Bridge. El cruce en cuartos con otro rival ruso, CSKA de Moscú, se inclinaría en favor de los italianos que ganaron ambos choques por 1-0, con goles de Milito en San Siro y Sneijder en el Olímpico Luzhnikí. La recordadísima semifinal ante Barcelona con Mourinho festejando a las corridas en el césped del Camp Nou (y los aspersores empapándolo), comenzaba a inclinarse en la ida en San Siro con el gol de Pedro a los 19 minutos para los catalanes, pero Sneijder a los 30, Maicon a los 48 y Milito a los 61 iban a sacar la ventaja para los italianos. Un tremendo partido de dinámica incomparable, que se repitiría una semana después en el Camp Nou. Los italianos presentaron una formación ultradefensiva y el gol de Piqué sobre el final no alcanzó para remontar la serie: Inter estaba en la final del Bernabéu contra Bayern Munich.
La gran final, el momento máximo, había llegado. Milito era el amuleto (Amilito?), había hecho el gol en la final de Copa Italia contra Roma en el Olímpico y había convertido el gol contra Siena en la consagración en Serie A, en la última fecha por 0-1. Los alemanes dirigidos por van Gaal, contaban en sus filas con Lahm, van Bommel, Schweinsteiger, Robben, Müller, Klose, Mario Gómez. Mamita. El partido fue de Inter volvió a ser perfecto defensivamente y el Amilito apareció a los 35 y 70 minutos, para apagar todas las esperanzas alemanas. Dos definiciones tremendas del argentino le dieron el ansiado título a Inter que ganaba el triplete de la mano de Mou, su tropa de sudamericanos y una mini selección europea.