Adalberto Opina - Uruguaya Mundial: orgullo y prejuicio

Natalia Oreiro es la primer persona uruguaya en protagonizar una canción de un Mundial del Fútbol. Esto es algo para resaltar, conmemorar y gritar ¡Uruguay Nomá!, si, pues bien merecido lo tiene la cantante y actriz uruguaya que es ídola en Rusia.
Dejando de lado la algarabía y el patriotismo, con el atrevimiento de que un periodista deportivo esté haciendo valoraciones artísticas, debo ser sincero y decir que la canción me pareció aberrante. Desde el comienzo parece que algo anda mal, ya que la canción comienza en inglés y cambia al español, intercalando oraciones en un idioma y otro. Pero esto no es todo, ya que unos minutos más tarde, Nati nos sorprende con su poliglotismo y comienza a cantar en ruso. La canción alterna en estos tres idiomas y se torna en un ruspanglish por momentos incómodo.
Todo esto tal vez sea una cuestión de gustos, pero lo innegable es la hipocresía con la cual la canción fue escrita; frases como "que la paz sea nuestra bandera", "ya no hay fronteras" y "hoy ganamos, todos somos uno" parecen haber sido escritas por algún humorista cínico que guiona películas de Scorsese. Transmitir un mensaje de paz mundial y Rusia no van de la mano, son ideas totalmente antagónicas, como si la canción del Mundialito 80 hubiera hablado de la libertad de expresión y la democracia, o que los Juegos Olímpicos de Canadá 1976 se hubieran ambientado entorno a la playa y el calor.
Además, si hay algo que delimita muy bien un Mundial de Fútbol son las fronteras, por cada país cada selección por separado. Que ganen todos es imposible y pensar que todos junten energías para que solo gane uno, únicamente tiene sentido si se refieren a la corrupción. La guerra y el fútbol despiertan un nacionalismo exacerbado que hace olvidar las diferencias del día a día con el compatriota, no importa el club de fútbol, ni la política, ni la religión, solo importa que un país le gane a otro.
Un Mundial de Fúbol no fomenta la paz, la hermandad entre países ni la eliminación de las fronteras, sino casi todo lo contrario. Enhorabuena para Nati por cantar en tres idiomas la canción del Mundial 2018, aunque le hayan puesto una letra que no da la talla, hace falta remontarse a Italia 90 para encontrar una canción que vale la pena y que representa al país anfitrión.
Desde Francia 98 Ricky Martin desató la locura por crear canciones que poco tienen que ver con el entorno en cual se juegan los partidos, y de allí en más todas han sido desgarradores insultos a la cultura de los países que lo organizan, como Pitbull cantando en un Mundial en Brasil, Shakira seduciendo a la conservadora Alemania u otra canción del actual Mundial interpretada por un joven llamado Maluma que canta como si estuviera teniendo un orgasmo constante.
Falta menos de un mes y aún podemos divagar acerca de estos asuntos, porque como en el 2010, cuando la pelota empiece a rodar no nos distraerán ni las vuvuzelas.


22/05/18