La naranja mecánica no fue solo una tremenda película, también fue el apodo de la primera selección holandesa en disputar un Mundial de fútbol. Hasta antes de jugarse el torneo en Alemania Federal, los holandeses eran una selección europea más que debutaba, con una de las grandes figuras del fútbol mundial, eso sí, el sr. del fútbol o también conocido como Johan Cruyff. Sin participaciones en mundiales, la aventura naranja sería inolvidable y pondría a la selección de fútbol de los Países Bajos en la primera plana hasta nuestros días.
La histórica selección uruguaya, cuarta en el Mundial de 1970 sería una prueba de fuego para los europeos, que probaron un montón de ideas ante un desconcertado rival, que por momentos pensó que estaba jugando otro deporte. El resultado de 2-0 quedó corto para el dominio futbolístico ejercido por Holanda, que se llevó los dos primeros puntos con goles de Rep a los 16 y 86 minutos respectivamente. Los ganadores habían llamado la atención y visitaron Dortmund para efrentar a Suecia que logró neutralizar a los dirigidos por Michels en los últimos metros, aunque fue dominador territorial y emocional del duelo: 0-0. La confirmación de esta Holanda que ya era temible, pero ahora candidata, fue la goleada por 4-1 a Bulgaria: Neeskens en dos penales en la primera parte, Rep y de Jong en la segunda parte para liquidar.
Por primera vez en la historia, el Mundial de 1974 presentaba una segunda fase de cuatro equipos que se cruzarían entre sí para que primero acceda a la final. Brasil y Argentina se llevaban la atención del mundo, pero la naranja mecánica despegaría en esta instancia, desauciando a sus tres rivales. Argentina fue humillada y casi eliminada por un Cruyff muy inspirado, que anotó un doblete: desparramó al golero en el primer tiempo y metió un bochazo de aire y dificultad 9 para cerrar el 4-0. Krol y Rep habían marcado los otros dos tantos en Gelsenkirchen. La misma ciudad sería testigo de otra victoria holandesa cuatro días después, en aquella ocasión doblegando a la dura Alemania Oriental con tantos de Neeskens y Rensenbrink. El regreso a Dortmund, por todo lo alto, incluyó la victoria y pasaje a la final contra el opulento Brasil, último campeón mundial y dominador del fútbol moderno con Pelé, ya retirado, a la cabeza. Fue 2-0 con los goles en la parte complementaria y muchas patadas alebosas de los azules en la primera,. Convirtieron sus dos abanderados, Neeskens y Cruyff en jugadas de desborde, centro fuerte y definición en velocidad. Holanda era finalista y enfrentaba al local, para confirmar la revolución naranja.
Por primera vez en la historia, el Mundial de 1974 presentaba una segunda fase de cuatro equipos que se cruzarían entre sí para que primero acceda a la final. Brasil y Argentina se llevaban la atención del mundo, pero la naranja mecánica despegaría en esta instancia, desauciando a sus tres rivales. Argentina fue humillada y casi eliminada por un Cruyff muy inspirado, que anotó un doblete: desparramó al golero en el primer tiempo y metió un bochazo de aire y dificultad 9 para cerrar el 4-0. Krol y Rep habían marcado los otros dos tantos en Gelsenkirchen. La misma ciudad sería testigo de otra victoria holandesa cuatro días después, en aquella ocasión doblegando a la dura Alemania Oriental con tantos de Neeskens y Rensenbrink. El regreso a Dortmund, por todo lo alto, incluyó la victoria y pasaje a la final contra el opulento Brasil, último campeón mundial y dominador del fútbol moderno con Pelé, ya retirado, a la cabeza. Fue 2-0 con los goles en la parte complementaria y muchas patadas alebosas de los azules en la primera,. Convirtieron sus dos abanderados, Neeskens y Cruyff en jugadas de desborde, centro fuerte y definición en velocidad. Holanda era finalista y enfrentaba al local, para confirmar la revolución naranja.
La estirpe alemana, que ha dominado el fútbol europeo en muchas ocasiones y el mundial en otras tantas, se forjó en este Mundial. Siempre competitivos, su única victoria anterior había sido extraña y ya era lejana, cuando le ganara la final a la otra gran revolucionaria europea: Hungría. Este quiebre en la final ante la nueva revolucionaria, esa naranja de fútbol, caló hondo en el ADN alemán que se forjó como ganador. El tremendo inicio holandés, fue ahogado por una Alemania astuta, paciente y combatiente. Cruyff se fue apagando, por momentos el equipo no funcionó y se terminó agotando, en la tarde de Münich. El cansancio y no poder soportar el primer puesto despojaron a una Holanda que por supuesto, lo mereció.
28/05