La infamia del Mundial de 1934, desnaturalizado por las complicaciones de la FIFA para organizar un torneo global en el que todas las selecciones participen, y por involucrarse Benito Mussolini en el mismo, tuvo su sucesor en Francia 1938. Las diferencias entre ambos torneos fue notoria, pero el campeón sería el mismo: Italia. Más allá del 34, los italianos demostraron tener un gran equipo y estar a la altura de los mejores en el torneo de Francia. El entrenador Víctor Pozzo contaba con buenos futbolistas como los delanteros Piola y Colaussi, el arquero Olivieri, y el enorme capitán Giuseppe Meazza. La base del equipo estaba formada por jugadores del desaparecido Triestina, además del (Ambrosiana) Inter, Roma, Juventus y Bologna.
El partido de octavos de final disputado en Marsella, enfrentó a los italianos contra una inexperiente selección noruega, muy amateur, que a pesar de sus limitaciones complicó muchísimo a los campeones. Todo parecía marchar sobre ruedas cuando a los 2 minutos Ferraris marcaba la apertura, pero los vikingos se defendieron con fiereza y empataron el partido sobre el final. En el alargue aparecería Piola para marcar el 2-1 y darle el paso a cuartos de final, que marcaba el cruce con la anfitriona selección francesa en Colombes, París. Ante 58.000 espectadores, los italianos dieron un golpe de autoridad derrotando a los locales. A los 9 minutos, Colaussi marcó un gol de larga distancia con complicidad del golero local Di Lorto. Un minuto más tarde llegaba el empate de Heisserer con furibundo remate a boca de jarro. Pero el goleador de Lazio, Silvio Piola, apareció con un cabezazo en primera instancia y con una fugaz definición luego, para cerrar el 1-3 final.
Las semifinales iba a cruzar a Italia y Brasil por primera vez en la historia de los mundiales, encuentro que se transformó en clásico con el correr de los años y los mundiales. La victoria iba a ser italiana, que volvió a mostrar solidez ante los sudamericanos, nuevamente en Marsella. Colaussi, figura de la selección azurri, marcó el primer tanto a los 6 minutos de la segunda parte, y Meazza de penal convertía a los 15 para desauciar a los brasileños. El descuento sobre la hora de Romeu no iba a ser suficiente: Italia era finalista y defendería el título del 34 en París, ante Hungría.
En la final los italianos volvieron a confirmar que eran el mejor equipo del torneo, venciendo a Hungría por 4-2 en el Estadio Olímpico de Colombes. Piola adelantó a los italianos a los 6 minutos de pierna izquierda tras centro de Colaussi, pero los húngaros reaccionaron algunos minutos después para empatar. A los 16 minutos Colaussi volvió a adelantar a Italia luego de varios toques de calidad dentro del área húngara, y el mismo delantero marcó el 3-1 antes del cierre de la primera etapa. Italia se sentía campeona, pero los húngaros seguían luchando y descontaron por medio de Sárosi a los 72 minutos. El gol de la tranquilidad lo marcaría una de las figuras del campeonato, Silvio Piola que llegaba a su quinta anotación, sellando el 4-2 definitivo para el bicampeonato italiano.
09/05/18
En la final los italianos volvieron a confirmar que eran el mejor equipo del torneo, venciendo a Hungría por 4-2 en el Estadio Olímpico de Colombes. Piola adelantó a los italianos a los 6 minutos de pierna izquierda tras centro de Colaussi, pero los húngaros reaccionaron algunos minutos después para empatar. A los 16 minutos Colaussi volvió a adelantar a Italia luego de varios toques de calidad dentro del área húngara, y el mismo delantero marcó el 3-1 antes del cierre de la primera etapa. Italia se sentía campeona, pero los húngaros seguían luchando y descontaron por medio de Sárosi a los 72 minutos. El gol de la tranquilidad lo marcaría una de las figuras del campeonato, Silvio Piola que llegaba a su quinta anotación, sellando el 4-2 definitivo para el bicampeonato italiano.
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