Por suerte las finales de Champions siempre dejan satisfecho a los miles de millones de espectadores que cada año están pendientes detrás del televisor. No es para menos, en Kiev estuvieron 21 jugadores que serán mundialistas, aunque uno de los saldos del partido es la lesión de Carvajal, que está casi afuera de Rusia. El duelo entre Real Madrid y Liverpool estuvo a la altura de las grandes finales, más allá de que el resultado final fue el menos sorprendente, las visicitudes del partido y las actuaciones individuales conformaron a los aficionados. Los primeros minutos nos ofrecieron un Liverpool atrevido, dominante, que superó al Real Madrid en juego y en intensidad, llegando a encerrarlo en su propia área por algunos minutos. Los mediocentros merengues no conseguían hacerse del balón, y la rapidez de Mané sumado al juego asociado de Salah y Firmino, llevaron el partido donde Klopp lo imaginó. La preponderancia de Milner, Henderson y Wijnaldum se hizo sentir en esos minutos en los que el partido hubiera sido otro si llegaba el gol.
Pero lo que llegó fue la lesión de Salah, que fue víctima de Sergio Ramos que de inocente no tiene nada y que sabe como pegar y lastimar. No vamos a caer en la hipocresía de criticar a Sergio Ramos cuando el glorioso fútbol rioplatense se ha valido de este tipo de acciones a lo largo de toda su historia, y ha disfrutado de jugadores con similares artimañas para ser campeón. Por supuesto que no es exclusividad de nuestro fútbol. El ánimo de todos cambió en esta jugada, si afectó a los espectadores, imagínese a los protagonistas. Los de Zidane salieron del asedio y el partido se emparejó hasta irse al descanso con el empate a cero.
Los goles llegaron en la segunda parte. Cuando aún se estaban acomodando, un inmenso error de Karius, protagonista de la noche ucraniana encontró a un atentísimo Benzema que rompió su mala racha en finales para interceptar el saque del arquero alemán y que llorando (como Karius), el balón ingrese en el arco. Lejos de amilanarse, el cuadro inglés fue a buscar el empate y lo encontró rápidamente luego de un centro que atravesó la defensa española y fue interceptado en el segundo palo por el senegalés Mané. El partido volvía a emparejarse en el resultado, hasta que Zidane dio ingreso al galés Bale en lugar de Isco. Y al robot le tiraron un centro al área y ta, esto. Así imposible dijeron varios, ¡no de nuevo! exclamaron otros. Otra espectacular tijera para un golazo de antología, recordando a Zidane o vaya a saber qué superestrella histórica impagable.
Por si fuera poco, al aburrido de Bale se le dio por darle duro al arco de 30 metros y Karius cerró su noche de pesadilla cuando quiso agarrar un balón de fútbol como si fuera de tenis y el resultado fue el 3-1 a los 83 minutos. Se terminó todo ahí, el fin de la Historia. Real Madrdi tri campeón de Champions, trece títulos en la principal competición de clubes europea, Cristiano que rompe todos los récords individuales (que ya eran suyos), Zidane que tiene más Champions ganadas que años dirigiendo y un montón de grandes jugadores que además son multi campeones... A barajar y dar de vuelta, saquen al Madrid y que vaya a jugar a otro planeta.
28/05/18