Los duelos entre alemanes e italianos siempre han sido verdaderos clásicos, y cada vez que se enfrentan en mundiales, el fútbol y la emoción están aseguradas. La semifinal de Alemania 2006 se había reducido a una Eurocopa que enfrentaba a teutones y tanos en una de las llaves, que tenía olor a final anticipada. Los antecedentes era favorables a Italia, que había empatado dos veces y ganado otras dos, en semifinales y final de mundial. Nuevamente, al igual que en 1970 en el partido del siglo, las semifinales los emparejaban. Alemania era local en Dortmund, y venía de eliminar por penales a Argentina con un insprado Lehmann, mientras que Italia llegaba luego de un mundial tambaleante, en el que recién en cuartos de final había tenido un partido convincente cuando goleara a Ucrania.
Aquél 4 de julio 65.000 espectadores vivieron en Dortmund el agónico partido. Los dirigidos por Lippi pararon un equipo poco competitivo, con Buffon, Zambrotta, Materazzi, Cannavaro, Grosso, Perotta, Pirlo, Gattuso, Camoranesi, Totti y Toni. Por su parte los alemanes alinearon a Lehmann, Friedrich, Metzelder, Mertesacker, Lahm, Schneider, Kehl, Ballack, Borowski, Podolski y Klose. El partido fue muy intenso y vertical, desde los primeros minutos en los que el equipo visitante mostró que no iba a refugiarse en el fondo, con el influjo en la posesión de sus volantes de buen pie. Las chances no eran claras, más bien eram aproximaciones peligrosas, hasta que un descuido en la salida italiana derivó en Podolski que abrió con Schneider que remató apenas alto.
En la misma tónica, la segunda parte comenzó a abrir espacios con el correr de los minutos. Klose y Zambrotta lograron penetrar el área rival con balón dominado, pero las rápidas salidas de Buffon y Lehmann impidieron el gol. Podolski tuvo otra chance luego de un rápido giro en el área, pero nuevamente Buffon estuvo seguro, mientras que Pirlo probó de media distancia con poco éxito. Las variantes en ambos equipos se sucedían, ingresando en el campo de juego Scwensteigger, Odonkor y Gilardino. El inevitable alargue llegó y nos tenía deparada una gran sorpresa.
El ingreso de Iaquinta fue trascendental para el partido, pero fue Gilardino el que desequilibró por izquierda apenas empezado el alargue, y su internada en el área terminó con el disparo en el vertical tras buen esfuerzo individual. Poco después un potente disparo de Zambrotta tomando un rebote a la salida de un córner, reventó el horizontal de Lehmann para una selección visitante que ya merecía más que la selección de Klinsmann. El segundo tiempo de la prórroga comenzó con el recién ingresado Del Piero controlando el balón en el área chica rival, aunque muy ahogado por Lehmann no pudo definir la jugada. Podolski sacudió a Buffon en la recarga y el partido definitivamente pendía de un hilo.
Cuando muchos empezaban la lista de los penales, un disparo de Pirlo derivó en el córner crucial. El centro de Del Piero fue rechazado y el balón lo tomó otra vez Pirlo, que a los 119 minutos de juego, se inventó un pase imposible para Grosso cuyo disparo, inapelable, rompió el partido de una vez. La locura italiana no tuvo fin y una salida imperial de Cannavaro tomó a Alemania con poca gente en defensa, y Gilardino esperó a Del Piero que le pasó por atrás para acariciar la pelota bendita que fue al ángulo de Dortmund. Italia eliminaba nuevamente a Alemania, que reconoce en los italianos su enemigo más mortífero en la historia de los mundiales. La final ante Francia sería otra historia digna de Partido Histórico.
30/05