La selección de Corea del Norte fue una abuoluta desconocida hasta 1966, y luego también. Es como que hubieran viajado de otro lugar hasta Inglaterra para jugar el Mundial, y luego se hubieran ido. Los asiáticos no habían tenido ninguna participación significativa hasta ese momento, y demoraron 36 años en repetir algo similar, cuando la otra Corea se metiera en semifinales como local. Más que histórica fue la hazaña norcoreana, especialmente por incluir en el menú la eliminación de Italia en la fase de grupo. Los portugueses, por su parte, venían agrandados por tener un gran equipo con la notable figura de Eusebio, la pantera negra, quizás el mejor jugador de Europa del momento. Los lusos también llegaban al duelo de cuartos de final con su trofeos, ya que habían provocado la eliminación en primera ronda de los bicampeones mundiales, los brasileños.
La cancha de Everton fue testigo de uno de los mejores -sino el mejor- partidos del Mundial. Al minuto de juego Seung anotaba la apertura para los norcoreanos con un gran remate desde fuera del área, y promediando el primer tiempo dos nuevos cachetazos del equipo asiático completaron la sorpresa. Dong y Yang convirtieron los goles ante 40.000 espectadores a los que se les despertó el morbo rápidamente, y vitoreaban los goles y buenas jugadas de los norcoreanos. El gol de Eusebio a los 27 minutos fue fundamental para devolver el alma al cuerpo a los lusos, que lograrían un nuevo descuento sobre el final de la primera parte, a través de un penal bien ejecutado por la pantera. Se iban 3-2 al descnaso, y si bien los portugueses esbozaron una reacción, los asiáticos tenían la ventaja.
La figura del partido y una de las del campeonato iba a seguir desequilibrando en la segunda parte, cuando transcurrían 11 minutos corrió un balón en el área y con tremendo zapatazo al primer palo, empató el partido. Un par de minutos después escapó por la punta izquierda, y a pura potencia y maña, llegó hasta dentro del área donde un norcoerano lo levantó en peso. El penal lo ejecutó él mismo, para completar su póker, a pesar de estar sentido por las patadas de los asiáticos. Sobre el final el gol de cabeza de José Augusto sentenció un partidazo que terminaba 5-3, con un Eusebio mágico y con una selección asiática que se fue más que con la frente en alto, que hizo historia.
16/05/18