Con
mucha sed de revancha llegó la selección argentina a Alemania 2006,
tras el estrepitoso fracaso de 2002. Un terrible equipo y la medalla de
Oro en Atenas eran la carta de presentación albiceleste. Tras lograr el
primer lugar del grupo C, el cruce en octavos era con México. Partido
picante y parejo, que se definió en el alargue cuando a los '8 del
primer tiempo Maximiliano Rodríguez le regalaba al Señor Fútbol esta joyita.